El éxtasis de una marca tiene lugar cuando consigue rebautizar al producto al que da nombre; cuando su carácter adjetivo pasa a ser sustantivo. Así, los pañuelos de papel acabaron re-denominados como clínex y la crema de chocolate y avellanas, invariablemente, como nocilla.
El éxtasis de una marca tendrá lugar, por tanto, cuando la gente la socialice y la haga suya, cuando pase a ser compartida masivamente. Aunque no todas consigan alcanzar ese ideal, han de aspirar, al menos, a un nivel amplio de socialización, única garantía de su éxito.
En la comunicación del futuro, las marcas ya no serán propiedad de los departamentos de marketing de las empresas, ni siquiera serán propiedad de sí mismas.
A Knowmad Progress
En la comunicación del futuro, las marcas ya no serán propiedad de los departamentos de marketing de las empresas, ni siquiera serán propiedad de sí mismas. Su desarrollo correrá paralelo a la libertad con la que fluyan entre el público y a la experiencia autónoma que éste tenga de ellas.
Una marca que queda acotada en las visiones e ideas de sus dueños pierde frescura y se convierte en predecible; su mensaje se hace rígido y su voz acaba siendo la voz monofónica del ventrílocuo que la controla. Una marca ha de permear su tiempo. No puede ser un objeto irrompible sino una arcilla con la que la sociedad ha de modelar sus sueños.