La Navidad es la historia perfecta: universal, emocionante y llena de símbolos que celebran lo mejor del ser humano.
A Knowmad Progress
E
l éxito de la Navidad, a lo largo de los últimos 2024 años, se debe, sin duda, a su enorme potencia comunicativa como fenómeno. En primer lugar, jamás necesitó dirigirse a un target concreto, por cuanto, desde el principio, se adaptó a la perfección a todas las edades, condiciones, pueblos o geografías. En segundo lugar, la Navidad cuenta con una historia perfecta: la de un niño-Dios, que nace en una familia pobre, que ha de buscarse una ruina, al abrigo de la noche, donde la madre le dé a luz, rodeada de animales; que aparece como una esperanza para la comunidad; que se anuncia primero a la gente más corriente, los pastores; que es adorado por reyes multirraciales venidos de países maravillosos y culturas exóticas, guiados por una estrella, y que finalmente experimenta el thrill de la huida y la persecución por parte de un rey psicópata, que perpetra asesinatos de niños en masa… dejando la historia en suspenso para la temporada siguiente… Como fragmento (casi como spinoff) de la gran Historia de Jesús, base de todos los cristianismos, la Navidad se construyó por tanto con tal fuerza y solidez, que logró asentarse incluso entre quienes ya hace mucho dejaron de creer. Y es que la Navidad es la fuerza de una historia que se entromete en la comunidad, que habla de ella, de la familia, de los peligros que la acechan y que aprovecha el motivo espectacular de los Reyes Magos, que traen regalos, para convertirla en una apoteosis comercial sin límite. En tercer lugar, la extraordinaria extensión de la Navidad a buena parte del orbe ha traído consigo el aporte de su reverberación en las distintas geografías, lo que le ha permitido imponer una subliteratura y unos cánones estéticos sublimados, como los que aportaron Centroeuropa y los Estados Unidos, con nieve y abetos en lugar de desiertos y pañuelos palestinos, permitiendo sumarse a la fiesta además a otras criaturas como Papá Noel, Niklaus, Ded Moroz, el Olentzero o el Apalpador, mostrando una adaptabilidad única a cualquier entorno. En último lugar, el éxito comunicativo de la Navidad es que celebra lo bueno del ser humano, la generosidad, el cariño, la paz… y se erige a sí misma en el centro de los deseos anuales de un mundo mejor. Insuperable. Por todo ello, nuestra fiesta invernal por antonomasia, además de generarnos disfrute nos obsequia con un modelo único en el que inspirarnos.
En 2025, apostamos por una comunicación que inspire, descubra y construya un mundo mejor para todos.
A Knowmad Progress
Desde AKP, reivindicamos para el 2025 que está a punto de comenzar, una comunicación basada en una mirada curiosa hacia el mundo, en el análisis, el descubrimiento, la creación, el inconformismo, las ideas, la belleza y la verdad, como pilares fundamentales a la hora de construir realidades que sirvan para el progreso de las personas y las empresas, pero, sobre todo, para hacer de este planeta humano, en ocasiones, tan triste y tan sombrío, un lugar mucho mejor.
¿Y si en 2025 hacemos que la comunicación no solo cuente historias, sino que las construya juntos? ✨
FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2025.
Foto de Aaron Burden en Unsplash