Por la ecología
del conocimiento y la creatividad en las marcas

El nivel de desperdicio de conocimiento en las sociedades avanzadas alcanza unas dimensiones alarmantes. La falta de estructuras de pensamiento capaces de incorporar buena parte del conocimiento desechado para proponer visiones más ricas, más transversales y más inspiradoras hace urgente la generación de una nueva ecología del conocimiento.

Las marcas se construyen sobre ecosistemas complejos: humanos, económicos, comunicativos, psicológicos… Por eso, también han de reconocerse en esa complejidad y dar cuenta de ella a través de esa ecología del conocimiento. Sólo así podrán identificar y construir el núcleo de su verdad, a partir del cual articular una comunicación eficaz. En ese sentido, la comunicación de marca será un proceso humanista de orden cultural.

Una marca no es solo un diseño o un eslogan. Cuando una marca necesita construir una visión o inspirar ideas, debe recurrir al conocimiento y a la cultura. Comunicar será, en ese sentido, una forma de ahondar en su esencia y en su alma, y de redefinirse, al tiempo que se pone de largo hacia el exterior. Ese proceso pondrá la comunicación al servicio de las ideas, y las marcas habrán de nutrirse de ellas para inspirar y conectar genuinamente con su audiencia, en lugar de depender únicamente de la tecnología y el diseño superficial.

Aquellos que se apoyan exclusivamente en su vigor tecnológico suelen ocultar falta de talento. Las ideas deber estar al servicio de las necesidades humanas, ya sean estas económicas, sociales o estéticas, y no ser eclipsadas ni desbordadas por la tecnología.

Los avances tecnológicos ni permanecen ni inspiran en la misma medida que Cervantes o Proust, ni han generado genios como Caravaggio o Rodin Las tecnologías pueden realizar ideas de manera extraordinaria, pero dependen de la cultura y de la creatividad para resultar relevantes y significativas a la hora de innovar.

Podemos utilizar la tecnología para realizar ideas de manera extraordinaria, pero nunca debemos olvidar que la tecnología es, tan sólo, un medio y necesita mantenimiento, actualización y adecuación, siempre dependientes de la fortaleza de las ideas.

Es urgente fomentar y repensar la ecología del conocimiento en el ámbito de la creatividad de las marcas. Al hacerlo, no sólo evitamos desperdiciar el decisivo patrimonio de la sabiduría, sino que también construimos ecosistemas que garantizarán un futuro sostenible y con valores auténticos.

Para construir marcas que realmente inspiren y conecten, debemos defender la ecología del conocimiento. Sólo a través del conocimiento y la cultura podemos crear ideas que trasciendan, inspiren y generen un impacto duradero en la sociedad.